Estas son otras variables que fueron medidas durante la evolución del eclipse. Es evidente que durante el eclipse disminuye la luz que nos llega del Sol al estar tapado en parte por la Luna, pero ¿dará esto lugar a variación de temperatura por ejemplo?, ¿cambiará la presión atmosférica, y la humedad?. Todas estas variaciones, recogidas tanto por miembros de la Agrupación Astronómica Cántabra como por otros colaboradores, las mostramos aquí:
Para medir la temperatura usamos 4 termómetros, dos digitales y dos de mercurio. Los digitales se colocaron a la sombra, uno sobre una mesa (controlado por Guillermo) y otro detrás de un coche y junto a una masa de árboles, por lo que se encontraba más protegido del viento. Este último formaba parte de la estación meteorológica aportada por Javier Temprano. En cuanto a los de mercurio, uno se colocó al Sol y otro a la sombra. El primero, que había sido ennegrecido previamente, estaba vigilado por Javier Rodríguez, y el segundo por Javier Campos.
En la gráfica se representan las medidas obtenidas. Las líneas verdes señalan el comienzo y fin del eclipse, y la línea roja la centralidad.
Los dos digitales muestran una variación similar, aunque parece haber un error en el origen de la escala de uno de ellos (o de los dos). Ambos muestran un retraso en el mínimo respecto a la centralidad, mayor en el de Javier Temprano, quizás debido a estar más resguardado. Los de mercurio ofrecieron poca inercia térmica, con medidas similares cerca del mínimo. Sin embargo, como era de esperar, una vez pasada la centralidad, el que estaba al Sol muestra una subida mucho más acusada.
Asimismo, pueden verse los registros de temperatura y humedad obtenidos por la estación meteorológica de Aras de Olmos (Valencia).
La humedad relativa la medimos con 2 higrómetros digitales, situados en las mismas condiciones que los dos termómetros digitales y controlados por las mismas personas. De nuevo, la gráfica muestra algún error en el origen de la escala. Lo más interesante es que la variación es muy similar, e inversa de la temperatura. Incluso aparece la misma diferencia en la inercia de ambos instrumentos.
Solo disponíamos de un barómetro analógico, controlado por Agustín Vaqué. Sus medidas muestran un aumento de 2 mb coincidiendo con la fase central del eclipse. Este aumento probablemente fue consecuencia del aumento en la densidad del aire producido por la disminución de temperatura.
La principal novedad en cuanto a instrumental lo constituyó una variedad de piroheliómetro fabricado por Judá Curto a partir de una idea de Arturo Bravo. El propio Arturo utilizó un segundo piroheliómetro menos sofisticado, aunque de momento todavía no disponemos de los datos.
El Piroheliometro, consta de un tubo de pvc de presión (el pvc de presión tiene un color más oscuro tirando a gris oscuro) de 63 mm de abertura por 721 mm de longitud que proporciona un campo de 5º. Uno de los extremos del tubo es tapado por una placa fotovoltaica de farolillo de jardín que hace las funciones de detector fotosensible, así la luz entra a traves del tubo estimulando la placa y produciendo segun la intensidad de la misma un mayor o menor voltaje. El resto el aparato lo componen una carcasa de tubo de pvc 90 mm y un manguetón de desagüe que me permiten ensamblarlo todo, un polímetro que es el que saca los datos de producción eléctrica de la placa fotovoltaica, una montura y un buscador de 60X30 como mecanismo de guiado.
Las medidas fueron realizadas por Inma Rodríguez y Judá Curto. En la gráfica, los saltos bruscos son debidos a correcciones en el seguimiento del Sol, mientras que los menores valores durante la segunda mitad del eclipse quizás se deban al aumento de temperatura en el interior del tubo. Las pruebas realizadas próximamente, podrían aclarar algo estos puntos.
Para medir la luminosidad utilizamos tres fotómetros. El primero era analógico y estaba controlado por Avelino Rondo, que obtuvo posiblemente la mejor serie de medidas del eclipse. Debido a que el máximo de la escala era solo de 2000 lux, optamos por colocarlo a la sombra. Al final del eclipse se obtuvieron valores superiores a los del principio, debido a la mayor altura del Sol. Asimismo, se aprecia un mínimo plano, correspondiente con la fase de anularidad. Este es un rasgo muy interesante, porque en dicha fase, la superficie del disco solar ocultada por la Luna permanece constante.
El segundo era un fotómetro digital perteneciente a Rafael Ortega. En este caso, estaba colocado al Sol y apuntando al cenit (la escala de 20000 unidades lo permitía). Dada su situación, el efecto de la altura del Sol sobre el horizonte es mucho más acusado y las medidas se mantienen casi constantes hasta las 8h 35m, con el eclipse ya muy avanzado.
El tercer fotómetro, manejado por Neila Campos, fue cedido por el IFCA (Instituto de Física de Cantabria), y podía medir la luminosidad a distintas longitudes de onda (elegimos los 500 nm, por corresponder aproximadamente al máximo de intensidad de la luz solar). Las medidas también se hicieron apuntando al cenit.
Arturo Bravo se desplazó hasta Fuentesaúco (Zamora), junto con sus alumnos del instituto. Desde allí también consiguieron una serie de datos de luminosidad, temperatura (ver gráficas) y presión (no se detectaron variaciones). Los alumnos que participaron en la obtención de medidas fueron: Carolina Gómez, Jesús Abajas, Isabel, Estela, Laura, Ariane, Luis Alberto, José, Mario Santos, Francisco, Sandra Jácome, Marta Pérez, Jesús, Ismael, Borja Martínez, y Javier Sastre